lunes, 21 de abril de 2008

"Sueños que cansan por ser tan intensos"


La puerta del edificio de su casa. Las manos llenas de sangre. Gente gritando a su alrededor. Ningún recuerdo inmediato. Cierra los ojos y vuelve a mirarse las manos: siguen llenas de sangre. ¿De qué la acusan? ¿Qué hizo? De repente surge entre la multitud, el moreno rostro de su amiga, su cabello negro azabache flameando suavemente por el viento de la madrugada. La empuja puertas adentro hasta el interior de su departamento. Su amiga le pregunta. Las mismas preguntas que ella se hace a sí misma. Ninguna respuesta. Nada para decir. Reconstruyen juntas su día, puras cotidianeidades. Mente en blanco. Nada que de sentido a la escalofriante situación. Se escuchan cada vez más gritos provenientes de la calle. Los patrulleros se aproximan. Su amiga camina a lo largo del departamento, se agarra la cabeza con fuerza, maldice. Se recoge el negro cabello, vuelve a soltárselo. Ella sólo puede mirarse las manos, esa sangre que la atormenta. De repente su amiga le pide que no se mueva de ahí y le dice que en seguida vuelve. Vive en frente, por lo tanto, puede seguir todo su trayecto desde la ventana. La ve salir del edificio, abrirse paso entre la muchedumbre, entrar a su casa. Tiene perfecta vista a su habitación. La ve sentarse sobre su cama, sobre su inmaculado edredón, aun más inmaculado en contraste con su cabello. La expresión de su rostro denota su preocupación y su miedo. De pronto ve que alguien entra al cuarto de su amiga, pero no llega a ver quién es. Intenta asomarse más, pero cuando está por vislumbrar el rostro del recién llegado, este baja la persiana. Indignada, corre escaleras abajo y sale corriendo. Logra escapar a las manos y gritos que intentan envolverla. Entra al edificio, sube las escaleras. Cruza una puerta, y otra. La tercera puerta es la de la habitación, la abre. Frena en seco, perpleja. El edredón ya no se ve tan inmaculado, su amiga tiene el cabello rubio platinado. Se miran. Ella le pregunta qué hizo. Con una seña, su amiga le muestra la botella de agua oxigenada sobre la mesa de luz y rompe llanto. Amanece. Los gritos de la calle, ya no se oyen.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Interesante, me gustaria leer más... sí el tiempo me lo permite... life is just a dream

Roma dijo...

heavy.



heavy.


tenemos q vernos.

todos.

extraño.

Chili dijo...

ultimamente tengo pesadillas que cansan, que es peor. Y cansan porque son muy largas, sobre todo. Es como esas peliculas que alargan una situacion mucho y llega un momento que decis: ok, cuando termina que me quiero ir a comer una milanesa con papa frita.



si, me tenés que contar,
te tengo que contar,
nos tenemos que ver,
tenemos que comer mc donals,
nos tenemos que reir.
vos me hacés reir mas de lo que yo te hago reir a vos, eso no es justo jajajaja




bexos



Bel.-